En estos momentos se está librando la batalla final por la ciudad de Alepo entre las fuerzas del Gobierno sirio (apoyadas por Rusia e Irán) y la coalición opositora (apoyadas por Turquía, EEUU y los países árabes). El Gobierno de Al-Assad necesita hacerse con la ciudad para luego poder sofocar la rebelión más cómodamente. Si lo consigue podrá centrar sus esfuerzos en liquidar al Estado Islámico. Pero para eso necesitará la colaboración de los kurdos del norte. Si los planes de Damasco salen tal y como está previsto más pronto o más tarde los dos últimos supervivientes de esta prolongada y sangrienta guerra tendrán que llegar a un acuerdo de paz. Y eso podría conllevar la partición del país.
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