Faltan poco menos de quince días para las elecciones en Estados Unidos. A día de hoy la ganadora es Hillary Clinton, o al menos eso es lo que se extrae de los numerosos sondeos que se publican a diario en diferentes medios estadounidenses. La campaña electoral, por lo demás, sigue tan chusca, ordinaria y barriobajera como ha venido siendo desde el principio. Trump no consigue levantar el vuelo y se ha empezado a poner nervioso, lo que repercute directamente en la desunión de su propio partido, donde se preparan para tirarse los trastos a la cabeza si lo peor termina sucediendo. Porque podría ser que, además de la presidencia, se les escapase esta vez las cómodas mayorías con las que cuentan tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado.
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