Tras más de dos meses de espera por fin llega el debate de investidura, que más que debate es un ladrido a la Luna porque lo más probable es que no salga nada en claro. El discurso ha sido espeso, previsible y hasta funcionarial. No podíamos esperar otra cosa de un candidato fabricado como Sánchez. Sea lo que sea mañana se decidirá con los votos contantes y sonantes.
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